HISTORIA DEL CENTRO

 

Historia

 

El susurro de la Ría de Bilbao permanece acallado por el ruido del tráfico y el charloteo de los niños y jóvenes que se disponen a entrar al colegio para la sesión de la tarde.

La Ría en silencio, mientras tanto, ornada por mil y un proyectos, discurre orgullosa por el recién estrenado paseo de las Universidades a la sombra del brillante Museo Guggenheim y de la secular Universidad de Deusto, alejándose serena hacia el mar.

Si la Ría pudiera hablar nos traería recuerdos de famosas y ruidosas fábricas y de otros
tiempos y personas.

Al abrigo de esa misma Ría, el mes agosto de 1900, Madre Cabrini llega a Bilbao, siguiendo las indicaciones del Papa León XIII y del propio Obispo de Vitoria, D. Ramón Fernández Piérola que le habían pedido extender su misión a España.

En Bilbao, Dña. Catalina Layarde Dualde, viuda de D. Pedro Telesforo de Errazquin, le ofrece a Madre Cabrini su villa San Pedro, en buenas condiciones de pago. Una casona en el Campo de Volantín, de apariencia noble y recursos pobres, que Madre Cabrini, con el brío de su raza italiana y la decisión firme de quien se siente enviada por designios no terrenales, consigue, contra viento y marea, poner en marcha una casa para niñas huérfanas y en ella ofrecerles el calor de una familia que no tenían.

Allí quedó grabado su estilo audaz y apasionado, su espíritu abierto y flexible, su permanente deseo de servir, su confianza en el Sagrado Corazón de Jesús, y un nombre que aún hoy se repite: "Las Italianas"

En 1936, al estallar la Guerra Civil, las Hermanas son obligadas a salir de España. El 17 de junio de 1937, el colegio es saqueado e incendiado y las alumnas se ven obligadas a dispersarse, buscando refugio en los alrededores. Posteriormente serán recogidas y enviadas a Vitoria bajo la custodia de las Hijas de la Caridad.

Las hermanas regresan a Bilbao el 19 de octubre de 1939, pero no consiguen encontrar una casa donde alojar de nuevo a sus alumnas. Se ven obligadas a marchar con ellas al colegio de Madrid, mientras comienzan los trámites con el Ministerio del Interior (Regiones Devastadas) para que se inicie la reconstrucción de la villa San Pedro.

El 27 de noviembre de 1952, el Gobierno hacía entrega oficial del edificio, que ya no ostentaba la suntuosidad del anterior, pero se presentaba mucho más funcional para la obra que se quería realizar. El 10 de enero de 1953 se reanuda la misión de Madre Cabrini.

Cuando los recuerdos de la Segunda Gran Guerra se disolvían en el tiempo, el ahora Colegio San Pedro Apóstol, con la lectura de los tiempos en la mente y en el corazón, cargado del amor gratuito que inspiraba el pecho abierto del Salvador, asumió con decisión y visión de futuro dos retos importantes: la progresiva incorporación de personas seglares en apoyo a la labor educativa y la oferta de un colegio completo que permitiera a sus alumnas afrontar con éxito la entrada en la formación superior y, con ello, el reconocimiento de sus derechos fundamentales.

Pero, cómo no, la Misión tuvo también su necesario paso por el desierto, paso que coincidió con la nueva época de la Modernidad: nuevos paradigmas de pensamiento, el avance de la democracia, la secularización de la sociedad, la exaltación a la libertad de la persona sin apenas referentes y acotaciones, la huida desenfrenada de todo compromiso, unidas a la crisis de las ideologías y pensamiento seculares, conlleva inexorablemente una crisis en la orientación de los principios básicos del aprendizaje.

Simultáneamente se produce un acusado descenso de la natalidad, además la presencia de otras ofertas educativas en la zona…, todos estos factores fueron debilitando el vacilante pabilo de la llama que encendió aquella enérgica mujer.

Sin embargo, un hecho haría cambiar la dirección inexorable de los tiempos y las circunstancias: el colegio celebraba su centenario y con el nuevo siglo parecían disolverse como azucarillos las negras nubes de la desilusión y el desencanto. Injusto sería nombrar a algunas personas y olvidarse de otras que realmente avivaron el fuego.

Baste señalar la presencia comprometida y el apoyo entusiasta de la Madre General,
Lina Colombini.

Desde entonces el brío cabriniano volvía a hacerse presente y con la ayuda de las modernas técnicas estratégicas, se recreaba una nueva fundación con un innovador Proyecto que; con la Misión (la obra de Madre Cabrini fue orientada hacia las personas necesitadas y como respuesta educativa a las necesidades sociales), la Visión (ella y nosotros queremos un colegio moderno y que sea capaz de un compromiso firme por deshacer la injusticia estructural) y los permanentes y siempre actuales Valores de la paz, la disponibilidad y el compromiso; ponen las raíces fuertes para que el Proyecto sea capaz de responder a nuevas necesidades: la educación infantil, la renovación
pedagógica y el nuevo grito de los pobres que ahora vienen de otras tierras. No podía ser de otra forma, no en vano aquella mujer fue declarada Patrona de los Emigrantes.

Los nuevos retos exigían una apuesta confiada, audaz y valiente. Los esfuerzos económicos y humanos, no tardaron en sorprendernos, reavivaron la llama y la fe de Madre Cabrini, que suena hoy con más fuerza que nunca "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". Con esa ilusión se apuntan nuevas direcciones, nuevos retos, nuevas empresas. Y todo ello como un proceso que necesita tiempo, esfuerzos, personas… y mucho cariño, sobre todo mucho cariño.

La Ría ahora, sigue teniendo muchas miradas azules reflejándose en ella y sigue sonriendo esperanzada al murmullo de los niños y jóvenes que se disponen a entrar al colegio en la sesión de tarde. Bien sabía ella que no podría ser igual su camino hacia el Cantábrico sin el paso por el Colegio San Pedro Apóstol.

 

 

Nuestro estilo (Rasgos generales)

 

El Colegio San Pedro Apóstol se caracteriza por los siguientes rasgos:

1.   El Evangelio como fundamento de los valores humanos para crecer como personas íntegras.

2.   Pedagogía del amor para lograr la persona nueva por medio de la educación del corazón.

3.   Educación comprometida en la formación de personas creadoras, críticas y responsables que sean ejercer su compromiso con la sociedad en la que vivimos.

4.   Educación personalizada, que respondiendo a las capacidades y necesidades de cada persona, consiga la convicción en todas y todos de la dignidad y respeto que merece cada persona y todas ellas.

5.   Buscamos la total integración de todo tipo de alumnado, con sus capacidades y limitaciones, sus necesidades y culturas, tratando que se sienta acogido y desarrollando al máximo sus potencialidades para que sea se conviertan en personas con una educación integral y sepan desenvolverse en la sociedad y que trabajen en la construcción de un mundo más justo y solidario.

6.   El Equipo Docente busca dar respuesta a las diferentes realidades potenciado las medidas de atención a la diversidad, desde todo lo que compartimos como común.

7.   Trabajamos en la creación de un ambiente de confianza en el que las relaciones personales sean fluidas, espontáneas y enriquecedoras. Para ello se usa el diálogo, la colaboración y la responsabilidad.

8.   La búsqueda de la excelencia es una preocupación continua del centro, tanto en la gestión del mismo, como en los resultados obtenidos.

 

 

Nuestro estilo (Rasgos pedagógicos)

 

Para el logro de los fines y objetivos generales, el Colegio San Pedro Apóstol plantea las siguientes propuestas pedagógicas:

1.   Pedagogía de la pregunta. En nuestro planteamiento pedagógico tratamos de suscitar preguntas en el alumnado ante la observación del entorno y la propia experiencia cotidiana. Desde ahí, se formulan los aprendizajes necesarios para esas preguntas.

2.   Pedagogía del aprendizaje significativo. Conscientes que las personas aprendemos a partir de los conocimientos que tenemos y estableciendo conexiones con los mismos, el Colegio busca por medio de la observación y la evaluación inicial esa base de conocimiento y favorece que el propio alumnado realice las conexiones cognitivas adecuadas.

3.   Pedagogía de la estimulación. Sabiendo que el conocimiento provoca satisfacción personal, el Colegio trabaja para estimular, según la edad del alumnado, esas ansias de saber con elementos cercanos a su propio mundo.

4.   Pedagogía de motivación y logro. Sabedores de la responsabilidad que tenemos desde la educación y en demanda a la sociedad, trabajamos en las aulas para motivar al alumnado y para que éste logre los resultados, tanto académicos como personales, necesarios para su adecuada incorporación a la sociedad.

5.   Pedagogía de la mirada al mundo. Ante las nuevas posibilidades que ofrece las nuevas tecnologías tanto para el aprendizaje como para la comunicación, el Colegio es especialmente sensible a la innovación en este ámbito.
Además, dada la globalización en la que vivimos, trabajamos por un plurilingüismo que permita la movilidad, el aprendizaje y la responsabilidad.
Por eso, el centro tiene modelo lingüístico B y además promueve el uso del inglés como vehículo de conocimiento.

6.   Pedagogía colaborativa. El ser humano aprende en el contacto con la naturaleza y sobre todo con los demás. Se promueve en el colegio todo tipo de trabajo en equipo, en cooperación y en colaboración como herramienta habitual en el aula.

7.   Pedagogía crítica. El Colegio apuesta por una educación que permita el alumnado la adecuada valoración del conocimiento y sepa distinguir el aprendizaje válido, constructivo y respetuoso con las personas y la naturaleza.

8.   Pedagogía social. El alumnado, además de su experiencia educativa en el colegio, tiene múltiples ocasiones de aprender en la sociedad actual. Desde la escuela se promueve la apertura a esas fuentes de conocimiento social, así como del compromiso con la justicia desde el ámbito de la educación.